Con
multitudinaria eucaristía presidida por Cardenal Porras Cardozo
Merideños celebraron fiesta del Corpus
Christi orando por libertad y unión
Euro Lobo SSCC / CNP: 12.112
(17/06/2017).- La mañana de este sábado
17 de junio, a pesar de la lluvia que cubrió la ciudad de Mérida desde muy
temprano, los feligreses se congregaron para, en procesión, acompañar al
Santísimo Sacramento que peregrinó por sus calles orando por la paz, la
libertad y la reconciliación de Venezuela.
Desde
cuatro diferentes puntos, los feligreses se congregaron y en procesión
caminaron con las Custodias portadoras del Santo Misterio Eucarístico, desde
los 4 puntos cardinales de la ciudad de Mérida, en una actividad sin precedente
en la localidad serrana, donde la alegría del resucitado se marcaba en el
rostro de cada uno de los fieles que portando el tricolor nacional, se
congratulaban de que Mérida está consagrada al Santísimo Sacramento.
Quien
escribe estas líneas peregrinó desde la Iglesia de Santa Bárbara, lugar donde
se congregaron las parroquias eclesiásticas de La Anunciación de María, (El
Castor), Santa Bárbara, Nuestra Señora del Rosario y La Sagrada Familia, desde
temprano en la mañana, cuando la lluvia andina acompaño la caminata y que no
amilanó la fe de los peregrino, quienes animados por la fe, entonando cantos
de esperanza, paz y reconciliación, oraban junto a sus párrocos, pidiendo paz,
libertad y reconciliación.
Esta
procesión se detuvo en lugares emblemáticos, donde la violencia ha sido
protagonista estos días aciagos, el semáforo de La Croacia, fue el primero aun
pasado por agua; frente al Seguro Social, ya la lluvia amainaba y las oraciones
fueron para los enfermos, para los que no tienen medicina, para los
desatendidos por un sistema de asistencia colapsado, a ellos se les bendijo con
la Custodia del Sacramento Eucarístico.
Frente
a las Residencias Parque Las Américas, el primer Altar, allí se oró por las
familias víctimas del incendio que cobró sus viviendas y enceres, prosiguió la
caminata hasta el Rodeo, donde el segundo Altar recibió la Santa Custodia, allí
vecinos y feligreses oraron por la unión de un país que es de todos.
La
procesión tomó Los Próceres, en Los Sauzales el tercer Altar en una zona donde
los jóvenes son protagonistas, los vecinos elevaron una oración por todos
aquellos que ven su futuro truncado por tanta violencia y tanta obligación de
dejar el país, por un futuro de reconciliación se recibió la Bendición del
Santísimo.
El
cuarto Altar al iniciar la urbanización Don Pancho, allí se cubrió el camino
del Santísimo con pétalos de flores y se prosiguió hasta El Llanito, parroquia
Sagrada Familia, desde donde se cruzó por el Campito ante el cuarto altar de
esta peregrinación que clamó por la libertad.
Todas
las peregrinaciones culminaron en la avenida Cardenal Quintero, el trago amargo
fue cuando la procesión que recorrió el centro de la ciudad, hubo de desviarse
en la avenida 4 con calle 21, pues las fuerzas policiales no permitieron que la
misma pasara frente a la Catedral local, atravesando La Grilla (vehículo de
control de orden público que asemeja a la infausta ballena), sin dar alguna
explicación que la fe no supiese perdonar.
Sin
embargo, los fieles llegaron a su destino en la Cardenal Quintero, donde un
altar tricolor fue el escenario para que Su Eminencia Reverendísima, Baltazar
Cardenal Porras, celebrara la eucaristía en vísperas de la Fiesta del Corpus
Christi, reflexionando sobre la necesidad de respetar la vida, la libertad del
ser humano, la unión de los hermanos y sobre el valor de ésta solemnidad de la
fiesta del cuerpo y la sangre del Señor, alimento que fortalece el alma y el
cuerpo para seguir luchando con honestidad, transparencia y servicio, para
lograr la común unión entre los hermanos venezolanos.
“No
nos dejemos robar la alegría, no nos dejemos robar la esperanza, no nos dejemos
robar ese espíritu de lucha por el bien común” pidió el Cardenal al finalizar
su homilía, en la que alentó a que los mantengan vivo el ejemplo de María
Santísima, como animadora de la fe en los tiempos más oscuros.
“Que
viva Venezuela, que viva la libertad”, clamaron los asistentes que se
despidieron al son de las notas del himno nacional, en una celebración que no
pudo evitar ni la lluvia, ni la grilla, y que reafirmó el compromiso que
significa para los merideños, el estar consagrados a la Santa Eucaristía. (Mérida/Especial).
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