Acompañado del Obispo Auxiliar Luis Enrique Rojas
“El afecto, la amabilidad, el servicio, la preocupación de los unos
para con los otros, es la mejor medicina para todos” recordó el Cardenal en su homilía
Euro Lobo SSCC / CNP:
12.112
(MÉRIDA / ESPECIAL).-
Al recordar este jueves Santo, el sentido del Amor de Dios en la
celebración de la Misa del Lavatorio de los pies, su Eminencia Reverendísima Baltazar
Cardenal Porras, Arzobispo de Mérida, acompañado del Obispo Auxiliar Luis
Enrique Rojas, enjuagó los pies de 12 pacientes internos en la Unidad de Larga
Estancia que funciona en las instalaciones del Hospital Sor Juana Inés de La
Cruz, Ambulatorio Venezuela.
La austera ceremonia reunió a 30 internos de la unidad de
larga estancia, a sus médicos, personal sanitario, pacientes, familiares y
feligreses, que se congregaron para compartir con el príncipe de la Iglesia y
sus presbíteros, esta santa ceremonia que se llenó de sencillez y emotividad.
En su homilía el prelado recordó la crisis por la que el
sistema sanitario atraviesa en Venezuela, “esto nos obliga a estar más atentos,
pues ninguno de nosotros estamos exentos de necesitar estos cuidados”, a la vez
se refirió a aquella medicina “que tanta falta nos hace a todos, que es el
afecto, la amabilidad, el servicio, la preocupación de los unos para con los
otros”.
Reconoció el trabajo de los médicos, enfermeras,
laboratoristas y voluntarios que están pendientes de los pacientes recluidos en
esas instalaciones, elevó una oración por ellos “y por los que están más arriba”
que son responsables de las políticas sanitarias, para que encarnen el
juramento hecho en el servicio y la atención del más necesitado.
Un abrazo…
Al finalizar la homilía y antes de la ceremonia del
lavatorio de los pies, Giovanny Dávila paciente recluido en la unidad de larga
estancia, agradeció a Su Eminencia, al Obispo Auxiliar y a los presbíteros que
asistieron, su acompañamiento en estos momentos, “un abrazo, una muestra de
cariño, eso es muy grande para nosotros”.
Familiares, médicos, enfermeras, pacientes, personal directivo, voluntarios y amigos participaron de la ceremonia |
Una iglesia en las
periferias
Por su parte el padre Eduard Molina, párroco de El Sagrario,
espacio donde se ubica el centro sanitario, recordó el deseo de Su Santidad de
vivir una iglesia en la periferia, “al encuentro de la cara del Cristo
sufriente” como signo de la compasión, del amor y de la cercanía de la Iglesia.
Finalizó la emotiva ceremonia con un recuerdo especial a las
víctimas de la masacre del retén policial de Valencia estado Carabobo, hecho
recordado en la homilía del Cardenal y en la oración de los presentes, que como
uno solo, participaron en este acto de unidad con la iglesia, de servicio hacia
los hermanos más necesitados y de agradecimiento por la institución del
sacramento de la eucaristía y el sacerdocio. (29/03/2018)
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