viernes, 14 de diciembre de 2018

Como un milagro del amor de Dios se celebraron los 35 años de la Fundación Don Bosco en Mérida


Pasión, entrega y espíritu de servicio para los jóvenes


*** Lo que se inició como un sueño, tal como lo hizo San Juan Bosco, éste hogar de acogida ha sabido ser patio, escuela e iglesia para centenares de jóvenes que, se han convertido en Buenos Cristianos y Honrados Ciudadanos.

Euro Lobo SSCC / CNP: 12.112

(Mérida / Especial).- “Gracias”, eran las palabras que daban la bienvenida a todos los que este viernes 14 de diciembre, se acercaron a la Fundación Don Bosco para celebrar los 35 años del inicio de esta labor pastoral, palabras que marcaron la visita del Obispo Auxiliar de Mérida, Monseñor Luis Enrique Rojas, quien presidió la Eucaristía de Acción de Gracias.

“Hoy más que nunca debemos seguir apoyando iniciativas como esta”, afirmó Monseñor Rojas cuando refirió las palabras que el Cardenal Porras Cardozo le dirigió al comentarle sobre la invitación hecha para celebrar este 35 aniversario.



La Fundación Don Bosco es una obra del Espíritu Santo que, a través de 5 muchachas alumnas de las Hijas de María Auxiliadora, nació interpretando el llamado de Dios a través del trabajo comprometido que Don Bosco marcó para la atención de los jóvenes más necesitados.

Estas inquietas jóvenes optaron por consagrar su vida a los niños que vendían periódicos y lustraban zapatos, a ellos les ofrecieron atención, con juegos y deportes captaron su atención los fines de semana, allí descubrieron que podían y debían hacer más. Iniciaron su casa de acogida, que ha llegado incluso a albergar y formar a mas de 60 niños y jóvenes en periodos importantes en sus vidas.



Han formado cientos de “Buenos Cristianos y Honrados Ciudadanos”, bajo la protección de María Auxiliadora han sido incansables en su labor pastoral. Hoy al celebrar sus 35 años, saben que el compromiso está lejos de llegar a su fin, aún hay muchos que necesitan del Amor de Dios a través no solo de ellas, si no de un grupo nutrido de personas que se han sumado, bien sea en el trabajo directo, como colaboradores, como patrocinadores, como amigos, como bienhechores.

Los limpiabotas de El Chama

En su homilía Monseñor Luis Enrique recordó que esta obra le era muy familiar, “cuando era niño mi mamá me dejaba subir de El Chama con un grupo nutrido de limpiabotas, vecinos nuestros, que acudían los sábados a jugar en los espacios que estas muchachas regentaban”.



Oró el prelado para que “todos  sigamos conectándonos, comunicándonos y contagiando a los demás de lo que significa esta gran obra, del bien que han hecho, del bien que siguen haciendo si cada uno de nosotros coloca la parte que le corresponde para que Dios haga el resto”.

Acompañamiento, presencia y apoyo en todos los sentidos, es lo que para el mitrado se necesita para seguir adelante, “ese es el secreto para mantener esta obra”, aseguró.

Encomendó el trabajo comprometido a la protección de la Virgen María, seguro que el año 2019 será el año de la libertad para todos los venezolanos. (14/12/2018).-

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