Cuatro nuevos diáconos se ordenaron para el servicio
*** A pesar de la amenaza de lluvia, el Santísimo Sacramento trajinó
las calles merideñas en una ceremonia llena de fervor y amor demostrado por los
fieles que culminaron en la Fiesta de Ordenación Diaconal de cuatro
seminaristas locales.
Euro Lobo SSCC / CNP:
12.112
(Mérida / Especial)
¡Shhhiiii! Con autoridad emitió un miembro del Seminario Mayor a otros
seminaristas que con algarabía esperaban que la procesión del Cuerpo y la
Sangre de Cristo, saliera de la Capilla del Seminario San Buenaventura de
Mérida, el pasado domingo 03 de junio, día en que el calendario litúrgico católico
celebra la fiesta del Corpus Christi.
La mañana luciá fría, característica de la Mérida de antaño,
la procesión saló del Seminario para recorrer la calles locales, la Custodia
con la Sagrada Forma, recorrió las calles del casco histórico de Mérida,
visitando las parroquias y capillas de la zona Centro Norte de la ciudad,
acompañada del Obispo Auxiliar Monseñor Luis Enrique Rojas, los sacerdotes
formadores de los seminaristas, los diáconos permanentes, todos los estudiantes
del San Buenaventura y un nutrido grupo de fieles.
Visitó la Iglesia de Nuestra Señora del Espejo, se detuvo en
la Iglesia de Nuestra Señora de Belén, entró a la Iglesia de San Juan Bautista de
Milla, pasó por la Rectoría de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, La Tercera,
saludó en la Capilla de El Carmen y finalmente entró a la Basílica Menor de la
Inmaculada Concepción, Catedral de Mérida, donde fue recibida por el Párroco el
Padre Eduard Molina.
La eucaristía fue presidida por Su Eminencia Baltazar
Enrique Cardenal Porras Cardozo, Arzobispo Metropolitano; ceremonia que sirvió
para consagrar en el orden del diaconado a los acólitos Daid Josué Avendaño
Trejo, natural de la parroquia San Isidro Labrador de El Valle, Jimmy Alberto
Peña Monsalve, de la parroquia Santiago Apóstol de Lagunillas, Guzmán Alveiro
Contreras Cáceres de la parroquia Santa Bárbara de Guaraque y Jean Carlos García
Contreras de la parroquia Santuario de San Buenaventura de Ejido.
En la homilía, el príncipe de la Iglesia recordó que la
Fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo representan los Sacramentos de la Eucaristía
y el Sacerdocio, “ambos ligados íntimamente con la entrega de la vida, con la
donación, con el servicio, con la ayuda al prójimo que es la manifestación de
ese autentico Amor a Dios”.
Aseguró que los católicos
bautizados necesitan la eucaristía para calmar el hambre espiritual, “así como
necesitamos el pan de cada día para no morir de hambre en una realidad que
padecemos actualmente, en un país en el que se hace difícil obtener lo mínimo,
lo necesario y lo adecuado”.
Es necesario alimentar la vida con “esos valores que decimos
llevar en el corazón”, puntualizó el Cardenal, quien agregó que “en esta fiesta
es oportuno que tengamos la necesidad de hacer a Cristo Cuerpo y Sangre de
nosotros mismos”. (03/06/2018)
No hay comentarios:
Publicar un comentario