Se van de Mérida después de 65 años de servicio
Adiós Padres Salesianos
Euro Lobo
SSCC /CNP 12.112
*** El
próximo jueves 14 de agosto se realizará el acto de despedida a las 5 pm en la
Iglesia de la Parroquia Nuestra Señora del Rosario, al lado del Colegio "San Luis:
Era un reto entrar a ese colegio, no conocía nada
sobre la forma llevada en una institución privada…
En una época en la que las escuelas públicas usaban
una bata como uniforme escolar, éste colegio permitía que los estudiantes
asistieran de paisanos.
Había más de seis sacerdotes, dos coadjutores, dos tirocinantes, mucha música,
alegría y sobre todo disciplina.
Era el año de 1979 y de la mano de Dios inicié mi
periplo por la vida religiosa en los patios del Colegio Salesiano “San Luis” de
Mérida, regentado por los sacerdotes Salesianos de Don Bosco, quienes un 11 de
octubre de 1949, llegaron a éstas tierras merideñas con la intención de
expandir el trabajo pastoral en favor de los jóvenes andinos en el mismo
carisma de San Juan Bosco.
Estos nobles sacerdotes se instalaron en La Hacienda
“La Esperanza” ubicada en el sector “La Otra Banda” de la ciudad de Mérida,
llamado así por estar situado al otro margen del río Albarregas, lugar poco
habitado, periférico de la ciudad. Allí colindaron con un Trapiche de Caña de
Azúcar, llamado de “Don Pancho”.
El primer director de esta obra fue el joven sacerdote
Tomas Foronda, quien llegó acompañado del hermano coadjutor Aureliano Albornoz,
así lo narra el maestro periodista P. Amador Merino SDB en su obra “Los
Salesianos en Venezuela” editada por los Talleres de la Escuela Técnica Popular
Don Bosco de Caracas en el año 2011.
Foronda se adelantó al encuentro con el Señor, con 41
años cumplidos se durmió al sueño eterno en la habitación que ocupaba en lo que
ahora conocemos como “La Casa Vieja”, que no era otro lugar que la Casona de
dicha hacienda donde se fundó el Colegio y es espacio ahora para lo que se
conoce como “Primera Etapa”.
Cuando jugábamos por los jardines de la “Casa Vieja”,
al lado de una cancha de Bolas Criollas construida por el Padre Colombotto,
observábamos con recelo un árbol grande y frondoso, en cuya “pata” rezaba la
leyenda, aquí descansa el cuerpo del joven fundador Tomas Foronda.
Esta obra educativa fue bautizada como Colegio, se
puso bajo el patronazgo de San Luis Gonzaga, santo joven y entusiasta. En
principio fue un internado con aires de seminario que formaba a los estudiantes
venidos de los pueblos cercanos y de los caseríos rurales aledaños, en los
oficios propios de las labores agrícolas, con aire austero y sencillo.
La música y la alegría propia de la espiritualidad
salesiana destacó pronto en las actividades de la nueva institución, ya los
merideños sabían que la banda y los muchachos alegres y trabajadores se estaban
formando con los Salesianos, allá en “La
Otra Banda”.
Esta experiencia que comenzó albergando menos de un
centenar de jóvenes internos, fue creciendo en academia y servicio,
convirtiéndose en referencia educativa y de sólida formación en nuestra ciudad.
Miles de cuentos, historias, leyendas, chistes y mitos
recorren los pasillos, canchas y salones del Colegio San Luis, los mismos que
en el 2010 recorrieron las reliquias de San Juan Bosco, que visitaron nuestro
estado.
En 1973 el Arzobispo merideño creó la Parroquia
“Nuestra Señora del Rosario”, ocupando parte de la propiedad salesiana, al lado
de la antigua casona hoy “Casa Vieja”, espacios que luego fueron donados por
los religiosos en favor de la Arquidiócesis.
La novel parroquia, aún sin templo, fue cedida en administración
a los Sacerdotes Salesianos quienes encomendaron la titánica labor al joven
Padre Luciano Colombotto, quien hizo de tripas corazones y con trabajo tesonero
e incansable, en 5 años logró edificar un moderno templo donde cada ladrillo es
un milagro de María Auxiliadora, una alegría, una sanación, una vendimia, una
rifa, un domingo familiar…
En 1978 se inaugura el nuevo templo, coro de niños,
monaguillos, películas los fines de semana, atención a las comunidades
circundantes y una incansable labor pastoral sobre todo en favor de los
jóvenes, ha sido la característica del trabajo apostólico que a lo largo de
éstos 41 años han desarrollado los Salesianos de Don Bosco a cargo de la
Parroquia “Nuestra Señora del Rosario”.
Hasta la fecha en materia educativa, luego de 65 años
de servicio en nuestra ciudad, los SDB como se conocen a estos sacerdotes, han
formado más de 35 promociones completas graduándoles de Bachilleres en
Ciencias, han contribuido en fortalecer nuestra ciudad y a consolidar nuestra
identidad católica y ciudadana, convirtiéndose en una referencia obligada
cuando se quiere hablar de la buena formación.
En la parroquia, 41años de trabajo dejan una alegría
juvenil en las comunidades que atiende.
El recuerdo de tantos
salesianos que por nuestra ciudad pasaron, tales como el P. Tomas
Foronda, P. Adam Walls, P. Eligio Monetti, P. Luciano Colombotto, P. José
Plaza, Hermano Luis Pogliani, Hermano Otto Calvi, entre muchos otros que
dejaron su cuerpo cansado y su alegría incólume en el servicio por la salvación
de las almas jóvenes, nos anima más a quienes nos dejamos formar por ellos,
para seguir siendo testimonio del Amor de Dios y de la Buena Voluntad de María
Auxiliadora.
Este mes de agosto de 2014, los Salesianos de Don
Bosco se van de Mérida, no porque les falta amor para darnos, se van a trabajar
por más jóvenes que les necesitan en otros lares, en el marco de la
reorganización del trabajo en la Provincia San Lucas de Venezuela.
Se van los curas después de 65 años de presencia
alegre en nuestra ciudad, pero su carisma queda vivo en las Hijas de María
Auxiliadora que les precedieron en su llegada a Mérida, en los Salesianos
Cooperadores, en las Hijas del Divino Salvador, en las Damas Salesianas, en las
Voluntarias de Don Bosco, en la Asociación de María Auxiliadora y en los
exalumnos y exalumnas, que ahora tenemos la gran responsabilidad de encarnar a
Don Bosco en cada rostro juvenil que se nos acerque.
Gracias Padres Salesianos…. No olviden que las puertas
de esta ciudad están abiertas para ustedes, nuestros jóvenes esperan por su
caridad y nuestros abrazos para agradecer todo lo bueno que hicieron al
convertirnos en Buenos Cristianos y Honrados Ciudadanos…